UNAM diseña primer propulsor espacial mexicano para microsatélite

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La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) diseñó el primer propulsor espacial, un componente que formará parte del microsatélite Quetzal, el cual está en desarrollo y su función será el monitoreo de gases contaminantes en el país.

El ingeniero Eric Adrián Tejada Malpica indicó en un comunicado que el propulsor se realizó con la colaboración del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) y la Unidad de Alta Tecnología (UAT) de la UNAM.

Los sistemas de propulsión espacial sirven para realizar maniobras orbitales, por ejemplo, cuando al término de la vida útil de un satélite ayuda a su caía en la Tierra o para hacer transferencias orbitales, al cambiar su posición de una a otra.

“También para su inserción orbital, cuando se sube un satélite, se le indica a la compañía lanzadora a qué altura y en qué órbita se quiere colocar; el cohete lo coloca lo más cerca posible, considerando que para tener una mayor exactitud se necesita de un sistema propio de propulsión”, mencionó Tejada Malpica.

Agregó que los propulsores permiten que se realicen las maniobras “burdas” para llevar a un satélite a la órbita deseada, luego, a través del subsistema de control y apuntamiento, se hacen las operaciones finas.

Los desarrolladores de la UNAM eligieron el propulsor de tipo Hall, sobre otros tipos ya existentes, como el resistojet, arcjet, propulsores magnetoplasmadinámicos, coloidales, entre otros.

“Consideramos que el propulsor de efecto Hall contaba con una tecnología muy didáctica para comenzar a adentrarnos en la propulsión eléctrica”, dijo Tejada Malpica.

“Era el más adecuado para el microsatélite Quetzal, con base en su funcionamiento. En el espacio se utiliza la propulsión eléctrica y el Hall funciona creando un impulso a través de un plasma”, agregó.

Este desarrollo se llevó a cabo en la Facultad de Ingeniería, en el Posgrado de Ingeniería y en el Laboratorio Nacional de Ingeniería Espacial y Automotriz (LNIEA) en Querétaro, el cual se encuentra en construcción y se usará para realizar pruebas de precertificación de vuelo en ambientes espaciales.

El ingeniero detalló que el propulsor de principio Hall es un dispositivo al cual se le introduce un propelente (combustible), que en este caso es gas xenón y tiene un tamaño de ocho centímetros de diámetro por diez centímetros de largo.

Estas dimensiones del propulsor, indicó, son las necesarias y correctas para el microsatélite Quetzal, que hará uso de un solo propulsor.

El especialista de la UNAM comentó que el costo del propulsor es económico y posible de manufacturar en México.

“Si lo comparas con otros propulsores comerciales que andan en el orden de 80 mil dólares, nuestro propulsor al comercializarlo saldría en menos de la mitad de ese costo, lo que lo volvería muy competitivo”, destacó.

El nuevo propulsor se concluyó en su etapa de manufactura y en la actualidad el proyecto se encuentra en trámites para ser registrado con la patente del diseño.

El siguiente paso será la realización de pruebas en el Laboratorio de Propulsión Espacial del MIT que se llevarán a cabo en enero.

NTX

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