Científicos desarrollan bioplástico sin patógenos para sector médico

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El Laboratorio de Bioingeniería de la Universidad de Colima (Ucol) creó mediante bacterias modificadas un bioplástico que no presenta características patógenas, el cual se puede utilizar en la industria biomédica.
El proyecto de la doctora Sara Centeno Leija usa la ingeniería metabólica para transformar la bacteria Escherichia coli a fin de sobreproducir polihidroxibutirato, un bioplástico biodegradable que compite con los derivados del petróleo.

“Actualmente estoy trabajando en esa ingeniería (metabólica). Estamos aplicando técnicas moleculares a una cepa que es Escherichia coli, específicamente la MG1655, que no es patógena y que es ampliamente usada en bioingeniería”, explicó Centeno Leija.

“Dado que es de crecimiento rápido, fácil cultivo y es factible insertar o eliminar genes para manipular rutas metabólicas, combinaremos los genes de la ruta directa con la ruta indirecta y los produciremos en E. coli”, agregó.

En una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la especialista mencionó que en la ruta metabólica de las Pseudomonas podrían estar vinculados 15 genes, que por lo general usan ácidos grasos u otro tipo de ácidos orgánicos para producir los plásticos.

Centeno Leija señaló que hay un camino más directo procedente del género Ralstonia o Azotobacter que emplea azúcares simples, en donde se ve involucrado el metabolismo primario de la bacteria, así como tres genes claves para la síntesis del polímero.

A partir de la tesis de Luis Ángel Castillo Dávalos, estudiante de ciencias químicas de la Ucol, la doctora investiga cómo dilucidar la secuencia del gen clave para la polimerización del producto.

“Ya hemos logrado aislar un fragmento del gen phaC1 de las Pseudomonas aisladas en la planta de tratamiento, el cual secuenciaremos para compararlo con algunas bases de datos y diseñar oligonucleótidos que nos permitan amplificarlo completamente”, abundó.

La doctora destacó que la investigación presenta varias ventajas, pues elimina la parte patógena del sistema, además, se puede optimizar de forma más directa la síntesis del polímero y permite un mayor beneficio del producto en comparación con una cepa nativa.

También, ofrece mejores rendimientos en la purificación del plástico, lo que reduce de manera significativa los pasos para el proceso de síntesis en su aplicación a nivel biomédico.

“Para poder generar el bioplástico se podría mejorar la cepa para utilizar los hidrolizados lignocelulósicos, que son básicamente bagazo de caña o desperdicios agroindustriales, lo que disminuiría los costos de producción”, aseguró Centeno Leija.

“Es probable que estos genes, que provienen de cepas nativas de un nicho ecológico específico, tengan características a nivel de sitio activo que podrían generar cadenas de polímeros con distintos grados de polimerización o ramificación y proporcionen características fisicoquímicas deseables para la industria”, afirmó.

La especialista señaló que la bacteria se podría modificar aún más para generar polímeros que no sean de uso biomédico, con un valor agregado y que se usen en bolsas para alimentos, contenedores, botellas, embalajes, entre otros materiales.

NTX

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