Vertido tóxico avanza al mar y amenaza reserva de tortugas en Brasil
Regencia, Espíritu Santo, Brasil.- El pequeño pueblo de Regencia, en el delta del Río Dulce, se preparaba hoy para contener el vertido de residuos mineros tóxicos, que llegará a la desembocadura este fin de semana, lo que amenaza la subsistencia de la población y la reserva de tortugas que se encuentra en la localidad.
“Va a ser el final de la pesca. ¿De qué vamos a vivir ahora? Nadie lo sabe”, explicó en el pequeño puerto Joao, un pescador de 50 años que, vestido con un vistoso naranja, sale todos los días con su barca para instalar un sistema de boyas diseñado para contener el barro tóxico.
En el pueblo, donde viven mil 500 personas que subsisten sobre todo de la pesca y del turismo vinculado al surf y a la playa, impera el pesimismo y la incertidumbre ante lo que algunos prevén que sea el fin de un modo de vida, como consecuencia de la contaminación.
“No podremos ya pescar y los turistas van a dejar de venir. Ya he recibido llamadas de personas que habían reservado en el hotel en fin de año y están cancelando”, señala a Notimex, Beto, residente en la localidad desde hace dos décadas y dueño de una modesta posada.
La Justicia brasileña determinó este jueves que Samarco –la empresa minera de capital mixto dueña de la mina donde se rompieron las dos presas por causas aún por determinar- debe tomar medidas en 24 horas para frenar la llegada del vertido a la costa atlántica.
La compañía, propiedad conjunta de la brasileña Vale y la australiana BHP Biliton, está instalando con ayuda de los pescadores kilómetros de boyas flotantes para tratar de evitar que el barro tóxico desemboque al mar y pueda afectar una de las playas más importantes de Brasil para el desove de tortugas.
“Nadie sabe aún lo que va a pasar. Todo cambia mucho y de forma rápida, pero estamos tomando medidas para evitar un impacto en los huevos de tortuga, pues estamos en el período de desove más importantes del año para dos tipos de tortugas protegidas”, señaló João Carlos Thome, coordinador de la asociación TAMAR, que lleva 35 años preservando tortugas marinas en el país.
Los biólogos y veterinarios de la asociación trabajan para desenterrar los huevos de tortuga marina que puedan estar en zonas de peligro, y los trasladan a áreas más seguras, pero existe el riesgo de que el barro llegue a la costa y contamine la arena donde cientos de tortugas pusieron sus huevos en las últimas semanas.
“Los metales del vertido podrían filtrarse por la arena y afectar a los huevos, y la contaminación del mar también afectaría a las crías que acaban de nacer”, señaló a Notimex, Liliana Colman, bióloga especialista en tortugas, mientras de madrugada muestra al periodista el frágil proceso de desove de las tortugas marinas, que sucede a pocos kilómetros de la desembocadura del río por donde debe llegar el vertido.
Las consecuencias medioambientales y sociales del vertido de 62 millones de metros cúbicos de agua con componentes tóxicos, ocurrido el pasado 5 de noviembre con la rotura de dos presas mineras, son aún desconocidas en su totalidad en las regiones por las que pasa el Río Dulce, cuyo cauce quedó teñido de un color marrón.
Una decena de personas fallecieron en el accidente ocurrido en la región de Mariana, al sudeste del país donde está la mina de mineral de hierro, y ahora el avance del barro en trechos del río a más de 500 kilómetros de distancia del epicentro de la tragedia revelan el impacto medioambiental que el accidente puede tener.
El vertido tóxico se encuentra actualmente en Colatina, una ciudad de 120 mil habitantes situada en las orillas del río y que depende completamente de su agua para el abastecimiento, por lo que el suministro ha sido cortado y el Ejército y las autoridades están distribuyendo agua por medio de camiones y tanques.
NTX
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