Una pareja de Atlanta, Estados Unidos, sorprendió a todos con una costumbre poco usual. Jennifer Mulford tiene 36 años y renunció a su trabajo para amamantar a su novio, Brad, cada dos horas.
“Cuando leí acerca de que la lactancia materna podría crear un fuerte vínculo entre dos personas tuve envidia. Estaba desesperada por buscar un socio para compartir ese tipo de vínculo emocional”, explicó la mujer.
“Siempre disfruté que acaricien mis pechos durante las relaciones sexuales más que cualquier otra cosa, así que sabía que iba a disfrutar de esta práctica”, agregó.
Según informa Diario Registrado, Jennifer comenzó con la búsqueda de un compañero que estuviese abierto a la idea de la lactancia materna para adultos, y así se volvió a reencontrar con Brad, con quien había estado en pareja durante la secundaria, de forma inesperada y como último recurso.
“Utilicé páginas web de citas, foros, e incluso ubiqué un anuncio en Craigslist, pero no obtuve respuesta. Comencé a pensar que nunca conseguiría probar la lactancia materna para adultos”, explicó Jennifer.
Finalmente, la mujer empezó a hablar con Brad y la situación siguió su curso. “Estábamos hablando y Brad me dijo que tenía una fijación con las mujeres de grandes pechos, y que el tamaño siempre había sido un factor en sus relaciones”, contó Jennifer.
Jennifer le contó la idea que tenía en mente y él se mostró abierto a la idea. “Fue como si un interruptor de luz se hubiera encendido en su cabeza. Me di cuenta por su voz que se sentía curioso y excitado. En ese momento supe que tenía un compañero de por vida”, dijo la mujer.
“Los dos queríamos lo mismo de la relación, un lazo mágico que sólo puede lograr la lactancia materna”, finalizó.
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