El agave, alma del tequila y de los biocombustibles

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El tequila con frecuencia se relaciona con fiesta, música y comida mexicana, pero nunca o pocas veces se asocia a un ‘combustible orgánico’, aunque para su producción ambos requieren del mismo ingrediente: el agave.

El agave de Jalisco es la materia prima de ambos productos; de su piña se obtiene el mezcal y luego el tequila, mientras que de sus desechos se produce un biocombustible que se utiliza en la misma fabricación de la bebida mexicana.

Los residuos de bagazo de agave que cada año genera la industria tequilera en México ascienden a 644 mil toneladas, los cuales pese a su potencial para generar combustibles naturales o energía, no se aprovechan, al igual que otros desechos orgánicos como los de las frutas y verduras.

Para Francisco Xavier Villaseñor, director general de Carbón Diversión, ‘México es el paraíso de las biomasas no aprovechadas’, pues el campo de la generación de energías renovables es poco explorado y explotado, debido a la falta de inversión y difusión.

‘México está despertando a la opción de utilizar biomasas’, consideró el jalisciense, quien con su empresa creada en 2007 forma parte de Brilla México, una iniciativa que impulsa y promueve el uso responsable de la energía y los recursos naturales en el país.

Villaseñor Pérez Verdía coincidió con otros emprendedores en que iniciar un negocio, especialmente en un campo poco conocido como el de la generación de energías y biocombustibles a base de residuos orgánicos, representa un riesgo que pocos enfrentan con éxito.

Sin embargo, desde hace varios años él y otros emprendedores contribuyeron con su proyecto a reducir la emisión de contaminantes al ambiente. Carbón Diversión cuenta con una tecnología capaz de convertir diferentes biomasas en una fuente de energía renovable.

En su planta procesadora, ubicada en Amatitán, Jalisco, transforma los residuos de agave en briquetas y pellets, es decir bloques de biocombustible para generar calor que pueden utilizarse en hornos o calderas de las mismas fábricas de tequila y con ello contribuir a la cultura de la sustentabilidad en esta industria.

Sus productos, con un poder calorífico superior al de la leña de pino, requieren de bagazo, hojas y piña de agave, residuos que pueden tardar varios años en descomponerse de manera natural y con ello producir gases de efectos invernadero, entre otros contaminantes.

Con la generación de biocombustibles que podrían utilizarse en la industria mexicana se dejan de emitir enormes cantidades de Dióxido de Carbono y se evita la deforestación, además de que representa ahorros de hasta un 25 por ciento en comparación con combustóleos de origen fósil como el diésel.

Para poner en marcha su proyecto, Francisco viajó a países como Estados Unidos, China y Brasil con el fin de conocer el proceso de transformación de diferentes biomasas, como el bagazo de la caña de azúcar. Se asesoró sobre la aplicación de tecnología a proyectos de energía renovable.

Así, desde hace más de cinco años fabrica en Jalisco briquetas y pellets que ya se expenden en México y países desarrollados donde el consumo de este biocombustible es habitual. En la actualidad se enfoca en la generación de nuevos productos como los iniciadores de fuego que tienen un mercado potencial nacional y extranjero.

Aunque la planta no opera a toda su capacidad, debido a la falta de inversiones, se dijo satisfecho con los resultados y confió que en breve iniciará la exportación de sus iniciadores de fuego ‘Kauil’, gracias a la proyección que le permitió la plataforma de negocios Expo ANTAD, donde entabló vínculos con empresas internacionales.

Además, el emprendedor tapatío mantiene su intención de replicar este tipo de plantas en la región tequilera del país, pero por el momento la de Amatitán funciona como ‘un laboratorio’ para que agricultores depositen sus desechos y sepan qué tan viables son de transformar en productos renovables.

En su experiencia, el apoyo del gobierno local y federal ha sido fundamental para sacar adelante su iniciativa en este rubro, ‘ya hay enormes oportunidades de poder desarrollar proyectos… hay grandes oportunidades para pequeñas y medianas industrias. El gobierno siempre me ha apoyado’, destacó.

Por ello exhortó a los jóvenes emprendedores para que se acerquen a las autoridades, especialmente el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem), y busquen orientación y apoyo económico para poner en marcha sus proyectos.

Además de los beneficios en términos ambientales, esta empresa mexicana genera oportunidades de trabajo para los jóvenes en el campo de la tecnología, ya que se requiere de especialistas para poner en marcha cada planta convertidora de energía a ciclo cerrado.

Pese a que la fabricación de los biocombustibles ayuda a reducir las emisiones de dióxido de carbono, Francisco Villaseñor reconoce que ‘es muy complicado romper paradigmas’ y cambiar el uso de combustibles fósiles por productos como los que su planta produce y que son amigables con el ambiente.

En ese sentido consideró que hace falta una campaña de difusión y compromiso ciudadano para que ‘la sociedad se comprometa a cambiar y utilizar las cosas renovables’. Incluso planteó que grandes empresas podrían unirse a Brilla México y colocar los productos renovables de emprendedores mexicanos dentro y fuera del país.

Aunque para Francisco Villaseñor la generación de energías con biomasas en México aún ‘está en pañales’, está convencido de que es una gran oportunidad para los jóvenes emprendedores del país y lo ideal sería que más inversionistas se interesen en el rubro de las energías renovables.

NTX

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