Científico mexicano percibe ignorancia en rechazo a los transgénicos
La ignorancia es uno de los factores que ha provocado el rechazo a los transgénicos, pues incluso les son atribuidos efectos cancerígenos, alertó Francisco Bolívar Zapata, doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y miembro de El Colegio Nacional.
“No obstante, es seguro comer productos que provienen de cosechas genéticamente modificadas porque son inocuas para la salud y equivalentes nutricionalmente a las convencionales, por lo que pueden consumirse con seguridad y son también similares en su composición a los cultivos tradicionales”, destacó el experto.
Hoy, asentó, las compañías fabricantes de insecticidas y aquellas productoras de semillas transgénicas protagonizan un debate polarizado en torno al uso de organismos genéticamente modificados, a pesar de que los beneficios sociales, económicos y medioambientales han sido demostrados.
“Después de más de dos décadas de investigación en las que se han producido más de dos mil artículos sobre la inocuidad de los transgénicos, además de innumerables pronunciamientos al respecto, no existe evidencia científica de que el consumo de dichos productos provoque algún daño a la salud humana o animal”, señaló.
Al dictar la conferencia “Biotecnología, organismos transgénicos, sus grandes beneficios y la ausencia de daños” en la Unidad Iztapalapa de la UAM, explicó que la biotecnología tiene como propósitos el uso responsable de la biodiversidad y el desarrollo de tecnología para resolver problemas en el entorno y en los sectores agropecuario e industrial, entre otros.
El también doctor en química por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) añadió que muchos alimentos procesados provenientes de maíz transgénico –cereales y botanas, entre otros– son ya consumidos.
En Estados Unidos, 96 por ciento del grano que se siembra es de origen genéticamente modificado, así como 30 por ciento del que México importa de ese país, añadió.
Entre las evidencias adicionales sobre la seguridad y los beneficios económicos, sociales y medioambientales de los citados organismos, en el plano global se cuenta la drástica reducción en el uso de insecticidas químicos en beneficio del entorno natural y los campesinos.
“La adopción de dicha tecnología redujo 37 por ciento el uso de pesticidas químicos; incrementó las cosechas 22 por ciento, y aumentó las ganancias de los agricultores en 68 por ciento”, expuso.
La sociedad está en medio de una batalla entre las compañías interesadas en seguir fabricando insecticidas para la agricultura y las dedicadas a producir alimentos transgénicos, refirió.
El director fundador del Centro de Investigación sobre Ingeniería Genética y Biotecnología de la UNAM calificó de inmoral que los campesinos mexicanos no tengan la oportunidad de decidir qué tipo de semillas e insecticidas pueden usar en sus cultivos, teniendo los transgénicos como alternativa.
México debe impulsar sus propias tecnologías y estrategias en relación con los transgénicos y advirtió que están próximas a vencer algunas de las patentes de propiedad de compañías productoras, por lo que debiera aprovecharse esta oportunidad en beneficio del campo mexicano.
NTX
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