Estudio de hormona, esperanza para combatir sobrepeso y obesidad

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Luego de que el sobrepeso y la obesidad afecta a más de mil 900 millones de personas en todo el mundo, la estudiante de Doctorado en Biomedicina en la Universidad de Barcelona, Tania Paloma Quesada López, se dio a la tarea de estudiar a la hormona FGF21, la cual estimula la pérdida de peso y mejora el metabolismo de la glucosa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó en 2014 que la obesidad y el sobrepeso son un grave problema a nivel mundial, pues más de 600 millones se encuentran en esta condición, es decir, alrededor del 13 por ciento de la población adulta.

De 1980 a 2014 el número de adultos con sobrepeso y obesidad se duplicó y la tendencia es que aumente en los próximos años, ya que las nuevas generaciones también la padecen, pues en 2013 más de 42 millones de niños enfrentaban esta problemática.

Ante este panorama, la estudiante del estudio de patologías metabólicas, Tania Quesada trabaja sobre el factor de crecimiento de fibroblastos 21 (FGF21), una hormona que ayuda a activar los tejidos que almacenan grasa, tanto blancos como marrones.

“El tejido adiposo blanco es el que almacena grasa y la conserva para que cuando se tenga periodos de escasez se pueda aprovechar; en cambio el marrón tiene la capacidad de ir consumiendo la energía conforme la va recibiendo para preservar la temperatura corporal”, explicó la joven en una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Sin embargo, la estudiante comentó que conforme las personas aumentan de peso hasta llegar a la obesidad pierden la cantidad del tejido marrón y su capacidad para procesar la energía acumulada.

“Cuando la hormona FGF21 llega a una célula de grasa, ya sea marrón o blanca, manda una señal al núcleo de la célula que genera que se activen aquellos genes que promueven la ‘traducción’ de proteínas, que inducen a una activación del metabolismo.

“Esto se puede ver reflejado en un incremento en la temperatura corporal o solo en el aumento de la capacidad de usar la glucosa”, manifestó la especialista.

Por ello, el proyecto de la estudiante consiste en identificar las señales que se pueden enviar a la célula para producir FGF21 o para responder a la hormona, como podrían ser fármacos o nutrimentos en ambos tejidos adiposos, blanco y marrón.

“Busco bloquear cada uno de los pasos antes de su activación e identificar aquellos puntos clave para mandar la señal al núcleo y entonces activar la célula. Una vez identificadas, podría desafiar a la célula con otras moléculas y probar si activan o no a otras por medio de FGF21”, detalló.

Para ver cómo se activan los tejidos adiposos luego de estar en contacto con la hormona FGF21, Quesada López realiza varios estudios bioquímicos con ratones.

“Hacemos fotografías termo gráficas en el laboratorio, para ello se hace una pequeña depilación de la espalda del animal, se toma la foto y se ve la capacidad de los animales para mantener la temperatura. Se toman muestras de sangre para medir la glucosa, triglicéridos, insulina, resistina, entre otras”, abundó.

Luego de tomar estas muestras se realiza una disección de los tejidos para ser estudiados en un laboratorio, donde un grupo analiza el corazón y el tejido muscular, mientras que Quesada López estudia el tejido adiposo, tanto el blanco como el marrón.

Los tejidos son extraídos con mucho cuidado porque son muy pequeños y a veces es difícil su manejo, por lo que en cuanto se obtienen se congelan, porque al momento de que el animal muere todo se empieza a degradar y si transcurre tiempo se pierde información.

Una vez que se tienen los tejidos, estos se homogenizan con diversos cocteles químicos para obtener los mensajeros que se están generando y luego, a través de la técnica reacción en cadena de la polimerasa, se conoce la cantidad de cierto mensajero que tiene ese tejido comparado con otros.

La idea es hacer estas pruebas con ratones normales y con aquellos a los que se les eliminó el gen de FGF21, para determinar si las señales de activación que reciben las células grasas por parte de esta hormona se pierden en aquellos que no tienen la capacidad de formarla.

“Esto nos ayudará para ver si los efectos que los fármacos o nutrimentos que elijamos para investigar los efectos de la hormona se mantienen en cualquier caso.

“Lo ideal sería hacer una colaboración con alguna farmacéutica para que se desarrolle conjuntamente y de manera más ágil algún tratamiento que ayude a combatir los efectos del sobrepeso y la obesidad que cada año afecta a millones de personas en todo el mundo”, señaló la estudiante mexicana.

NTX

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