Sin insectos se acabarían gran parte de la flora y la fauna

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Sin insectos se acabaría la flora y la fauna, ya que gran parte se encarga de polinizar, aseveró Yazmín Martínez, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Consideró que algunos insectos causan terror, otros se ingieren en platillos exóticos y unos más son llamativos que son utilizados en dijes.

Representan 55 por ciento de la biodiversidad actual conocida (85 de la animal) y comprenden cerca de tres billones de especies vivas, aunque sólo se han descrito 900 mil, dijo.

Expuso que “se trata de invertebrados del filo de los artrópodos. Siempre presentan dos antenas, tres pares de patas y uno o dos pares de alas”.

Los insectos son vitales para la Tierra, si se extinguieran también lo haría gran parte de la flora y la fauna; en contraste, si el humano lo hiciera, la vida en la Tierra tendría mayor diversidad, señaló en un comunicado de la máxima casa de estudios del país.

“Con el tiempo estos seres se han adaptado a todos los medios y climas, por lo que para entender el presente es necesario reconstruir el pasado”, subrayó al impartir la conferencia Insectos antiguos, en el Instituto de Geología.

Su diversidad está marcada por tres hitos o explosiones evolutivas, con lo cual surgió una gran variedad a partir de una modificación del ambiente, indicó la pasante de Biología de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza.

En el Carbonífero Inferior desplegaron sus alas para volar; en el Permo-Triásico surgió el estado ninfal (etapas inmaduras que, a diferencia de las larvas, se asemejan a la fase adulta), y en el Cretácico desarrollaron la polinización y se hicieron sociales.

A partir de las explosiones evolutivas, las especies arcaicas se adaptaron, diversificaron y resultaron favorecidas, pues en la actualidad se preservan.

Así, las de hoy descienden de los primeros animales que conquistaron los ambientes terrestres; además de ser testigos vivos de un pasado lejano, se asemejan a sus antepasados o presentan estabilidad taxonómica.

La aparición de estas criaturas en yacimientos de fósiles es infrecuente, pero suelen conservarse bien y completas, en comparación con otros invertebrados.

Algunos materiales antiguos donde se han localizado son rocas sedimentarias (calcita o aragonita) y en depósitos de fangos de diatomeas lacustres o de carbón transformado en brea, ámbar y copal, cineritas, cúmulos de ceniza volcánica y en estómagos de mamíferos del Pleistoceno y de mamuts.

Se calcula que las cucarachas (blatodeos) aparecieron hace 300 o 350 millones de años en el Carbonífero. Hoy existen más de cuatro mil 500 especies que siguen una dieta vegetal descompuesta, lo que les ha permitido sobrevivir por siglos.

Otro caso es el de la meganeura, que vivió en el periodo referido y hoy es conocida como Petalura gigantea (libélula).

En aquel entonces su envergadura de los extremos de las alas era de 75 centímetros; hoy sus descendientes viven en Europa, así como en bosques de pantanos tropicales y tienen un tamaño de ala a ala de 17 centímetros.

Otros ejemplares interesante son las abejas, cuyo origen se remonta a 100 millones de años (Cretácico Medio). Hoy se cuentan casi 20 mil variedades, enfatizó.

NTX

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