El Zoológico Nacional, uno de los grandes paseos de los santiaguinos

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Uno de los paseos más tradicionales de la capital chilena es visitar el Zoológico Nacional, ubicado en las faldas del cerro San Cristóbal, al cual llegan miles de turistas locales y extranjeros cada mes.

Niños de corta edad acompañados de sus padres, adolescentes y parejas, son los visitantes más frecuentes del recinto inaugurado en 1925 y que en la actualidad tiene 4.8 hectáreas de superficie, todas ellas en el desnivel propio del cerro.

Los santiaguinos tienen desde hace décadas una estrecha relación con el zoológico, al punto que muchos recuerdan aún a la ya fallecida elefante Fresia, que llegó al lugar a fines de la década de los 30 y murió en 1991.

A tal punto llegó el cariño por el paquidermo que se conservó su cabeza embalsamada, la cual fue expuesta por un tiempo en el Museo de Historia Natural pero después fue devuelta al zoológico, que la enterró junto al resto del cuerpo en el Parque Metropolitano.

La participación de niños en el bautizo de animales recién llegados al recinto es masiva y siempre sus autoridades reciben miles de propuestas, lo que contribuye a estrechar lazos entre el zoológico y los menores de edad.

Una asidua visitante del lugar es Carolina García, quien dijo a Notimex que “desde niña me trajeron al zoológico. Mi madre me dice que a ella mis abuelos también la traían y ahora yo sigo con esta tradición con mi hijo”.

“Es parte de una tradición, es parte nuestra, el zoológico es un paseo obligado dos o tres veces al año, una en verano, otra en invierno, y siempre con un recorrido completo por todos los lugares para tratar de ver todos los animales”, comentó.

Verónica Faúndez acotó por su parte que “siempre vengo, sobre todo para ver a los pájaros, los monos y los elefantes… es un lugar que me inspira tranquilidad, yo me relajo acá, me baja la tensión del trabajo, es un oasis en medio de la ciudad”.

El Zoológico Nacional cuenta en la actualidad con más de mil animales, entre ellos elefantes, jirafas, chimpancés, felinos, camélidos y fauna que está en peligro de extinción en Chile y el mundo; es el caso del cóndor andino, el pudú (un ciervo pequeño) y el loro tricahue, que son objeto de cuidados especiales para su correcta conservación.

Parte del zoológico lo integran además tigres (uno de ellos blanco), leones, pumas, lémures, pingüinos, pandas rojos y un hipopótamo; dicho centro de esparcimiento estuvo en el ojo de la opinión publica hace unas semanas por un par de incidentes que alteraron su normal funcionamiento.

El 21 de mayo pasado, un sujeto rompió la reja de la jaula de los leones e ingresó al lugar, donde se desnudó y comenzó a interactuar con los animales, dos de los cuales lo atacaron dejándolo con graves heridas de las cuales se recupera en una clínica.

Los cuidadores del recinto actuaron conforme al protocolo establecido y lanzaron agua a los animales y dardos tranquilizantes, que no tuvieron el resultado esperado, por lo que mataron a dos ejemplares de los más queridos del lugar.

Los leones africanos murieron para evitar que el sujeto sufriera heridas mortales, lo que activó protestas de grupos en favor de los animales, por algunos días, para exigir el cierre de este tipo de lugares en todo el país.

El pasado 17 de junio, otro sujeto burló las medidas de seguridad y se introdujo al recinto de los camellos, pero fue sacado con rapidez por los encargados y fue detenido por la policía por su arriesgada acción.

Ambos individuos, de acuerdo con medios de prensa, habrían tenido problemas mentales ya que el primero se desnudó antes de interactuar con los leones y el segundo se revolcó en las heces de los camellos antes de ser detenido.

La presencia de guardias en el zoológico es notoria tras el incidente con los leones, lo que de alguna forma acalló las críticas respecto a la seguridad con que cuenta el recinto, uno de los más tradicionales y populares de esta capital.

NTX

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