Violencia en las escuelas del Distrito Federal

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La violencia social constituye una de las principales preocupaciones actuales (Corsi y Peyrú, 2003; Velázquez, 2003). Una de sus múltiples facetas es la violencia que ocurre en los centros escolares (Imberti, 2003; Montero, 2006). La experiencia en los planteles de educación básica del Distrito Federal (DF) revela que es común que los hechos violentos ocurridos en el entorno escolar se vean con naturalidad y aun como eventos cotidianos (Gómez Nashiki, 2005:694). Un estudio realizado por la Secretaría de Educación del Distrito Federal (SEDF) muestra que este fenómeno es habitual e involucra tanto alumnos como al personal escolar, especialmente docentes que cometen acciones que ofenden la integridad física o psicológica de sus estudiantes (SEDF, 2009b). La literatura sobre el tema es extensa (Furlan, 2005a; Furlan y Trujillo Reyes, 2003; Gómez Nashiki, 2005; Velázquez Reyes, 2005; SEDF, 2009a; Silva Méndez, 2010,
entre otros).

Aunque varias investigaciones han tenido a la violencia escolar como tema central, poco se ha analizado el papel de las entidades públicas encargadas de atender quejas por conductas violentas ocurridas en las escuelas. Tales instancias se ocupan de brindar apoyo a la víctima, realizar estudios para esclarecer los hechos y de llevar un control de los casos atendidos. La materia de este trabajo es precisamente una de estas entidades: la Unidad para la Atención al Maltrato y Abuso Sexual Infantil (UAMASI), que pertenece a la Administración Federal de Servicios Educativos del Distrito Federal (AFSEDF) y que atiende las quejas relacionadas con la comisión de conductas violentas en los planteles del DF.

Este artículo se basa en dos fuentes: por un lado, entrevistas con los dos individuos que han dirigido esta entidad y, por otro, una base de datos con información sobre las quejas atendidas por la dependencia desde 2001 hasta 2007. La exposición tiene el siguiente orden: primero se detalla el funcionamiento institucional de la UAMASI; posteriormente se explica el trabajo realizado con la base de datos para obtener los resultados; en tercer lugar se exponen y discuten las tendencias de las quejas de violencia a partir de cinco variables: ciclo escolar, delegación, turno y nivel educativo de la escuela de la que proviene la denuncia así como el motivo que la generó; y finalmente se realiza un diagnóstico general de la experiencia institucional de la UAMASI y se analizan las principales tendencias observadas.

Aspectos institucionales
Antecedentes
La iniciativa para crear la UAMASI se dio a partir de la preocupación de las autoridades educativas en el DF con respecto a la existencia de casos de maltrato, acoso y abuso cometidos por el personal escolar en contra de los alumnos. En septiembre de 1999, la Subsecretaría de Servicios Educativos en el Distrito Federal (SSEDF) instrumentó un grupo especial para atender en forma especializada estas situaciones.

Este conjunto de especialistas, llamado Grupo Estoy Contigo, estuvo conformado por cuatro psicólogas,
quienes dependían directamente del titular de la SSEDF. Luego de su creación aumentaron de forma importante las solicitudes de atención a casos de violencia en las escuelas, por lo que el personal se incrementó a ocho psicólogas, las cuales también habían tenido experiencia previa como docentes en planteles de educación básica. A finales de 2000 se analizó la viabilidad institucional del grupo y se decidió darle continuidad, sin embargo, éste carecía de formalidad, procesos administrativos y suficiente
personal capacitado.

La transformación del Grupo Estoy Contigo comenzó en 2001, con la capacitación del personal en las áreas de educación sexual y violencia. En particular, se planteó una nueva estructura que permitiera una mejor organización del trabajo. Fue en esta etapa cuando se empezaron a documentar los casos y se inició la creación de una base de datos con información de las quejas atendidas. Este proceso de transformación ocurrió de 2001 a 2003. A partir de este último año, el Grupo Estoy Contigo fue renombrado como la UAMASI.

En 2005 desapareció la SSEDF y en su lugar se creó la Administración Federal de Servicios Educativos del Distrito Federal (DOF, 2005). La AFSEDF es un órgano administrativo desconcentrado de la SEP cuyo objetivo es la prestación de los servicios de educación inicial, básica, especial y normal en el DF; a partir de su creación, se reconoció que la UAMASI debería formar parte de su estructura institucional. Sin embargo, el reconocimiento formal de esta Unidad como una dirección de área de la AFSEDF ocurrió
hasta finales de 2007. Actualmente la UAMASI forma parte de la Coordinación de Asuntos Jurídicos de la AFSEDF, cuenta con instalaciones y personal propio, así como con procesos claramente definidos para la atención de las quejas que recibe.

Organización actual de la UAMASI
De acuerdo con el numeral 39 de las Disposiciones y lineamientos generales para la organización y funcionamiento de los servicios de educación
básica, inicial, especial y para adultos en el Distrito Federal del ciclo escolar 2009-2010 (LG) (SEP-AFSEDF, 2009), toda queja o denuncia de maltrato o abuso físico, psicológico o sexual a los alumnos debe ser atendida y
documentada de manera inmediata por el director del plantel, con base en
las disposiciones vigentes aplicables ya que, en caso de no hacerlo, incurrirá en responsabilidad administrativa, laboral y/o penal.
Cuando se da este tipo de casos, se puede solicitar la intervención de la
UAMASI para realizar una investigación. Ésta interviene en las escuelas para
atender a los afectados y contribuir al esclarecimiento de los hechos que se
investigan. De acuerdo con la ley, la competencia de la UAMASI está limitada a casos de violencia escolar donde el presunto ofensor es un adulto
que forma parte del personal escolar, o bien, un alumno de la escuela.
Aunque puede recibir solicitudes de atención (esto es, quejas) sobre casos
de otro tipo, por ejemplo de violencia intrafamiliar, la Unidad debe referirlas a las instancias correspondientes, pues no le compete solucionar tales asuntos.
A la fecha, la UAMASI cuenta con un director y dos jefes de departamento:1 uno de ellos es responsable del área de atención a usuarios y el
otro del área de asesoría y seguimiento. Además, cuenta con diez especialistas que se encargan de acudir a los planteles escolares del DF a realizar las investigaciones correspondientes. Ellos tienen una plaza propia
asignada temporalmente a la UAMASI, esto es, se trata de docentes que
laboran en alguna escuela a cargo de la AFSEDF, pero que han sido comisionados por la SEP para trabajar en la Unidad. La mayoría de los especialistas cuentan con una licenciatura o maestría en psicología o en un
área afín.
En la actualidad, la UAMASI enfrenta varias limitaciones institucionales.2
Primera, carece de facultades para sugerir o imponer sanciones al personal escolar; su labor se limita a describir los hechos ocurridos aunque,
eventualmente, los reportes de intervención pueden ser usados por las
autoridades educativas para respaldar la aplicación de sanciones. Segunda, la Unidad está obligada a actuar bajo la anuencia de las autoridades
del plantel escolar;3 lo anterior significa que el director o sus superiores


pueden negarse a cooperar con el especialista para que éste realice las
labores de investigación, como la visita a la escuela o las entrevistas a los
alumnos o al personal involucrado. Tercera, en la SEP existen, históricamente, redes de complicidad de naturaleza informal que protegen al personal de la aplicación de sanciones; algunas de estas redes parten del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y otras se
han creado en la operación del propio sistema educativo, por ejemplo,
sistemas de lealtad asociados con algún funcionario escolar como el inspector o el director. Cuarta, hay una falta de continuidad en el trabajo
de la UAMASI debido a los vaivenes sexenales; en la práctica, hubo un
cambio significativo en las políticas de la Unidad luego de 2006, año en
que se nombró al nuevo titular de la AFSEDF, Luis Ignacio Sánchez Gómez.
Reportajes periodísticos lo han referido como uno de los hombres más
cercanos a Elba Esther Gordillo (Avilés, 2006 y 2008; Herrera Beltrán
y Mateos-Vega, 2007), líder real del SNTE, y cuya postura ha sido proteger a sus agremiados de cualquier afectación a sus condiciones laborales
(Raphael, 2007).
Procedimiento que sigue la UAMASI para atender las quejas
La UAMASI interviene en una escuela no sólo cuando lo solicita el director,
sino otros actores o dependencias: alumnos, padres, docentes, inspectores,
directores operativos, el Órgano Interno de Control de la SEP (Contraloría),
la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH),4 el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación o el Buzón Escolar.5 Una vez que
se ha recibido la queja, se turna el caso a uno de los especialistas de la
UAMASI para que lo analice y defina las posibles medidas de intervención
en la escuela. Éstas pueden ser entrevistas a los actores involucrados en el
conflicto, talleres que se realizan con padres o alumnos y revisiones físicas
de las instalaciones del plantel donde ocurrieron los hechos. Para poder
entrar a la escuela es necesario que se envíe un oficio al director solicitándole que permita el acceso al especialista asignado y que le brinde el apoyo
necesario para realizar sus actividades.
El especialista suele realizar varias visitas cuando interviene en una
escuela. De acuerdo con el director actual, un promedio de 3 a 5, aunque puede variar según las circunstancias del caso. El proceso de intervención es estrictamente confidencial y su duración depende de la

complejidad de la situación. Normalmente, antes de poner en marcha
las medidas de intervención, primero se realiza una entrevista con el director para obtener una impresión general sobre los hechos investigados
y conocer las características de la escuela. Cuando la denuncia hace referencia a la conducta de un docente, se le solicita una entrevista, que es realizada por el especialista en las instalaciones de la escuela o en la sede de la UAMASI. Además, al presunto ofensor se le aplica una batería de
pruebas psicológicas que pueden dar información para saber si el inculpado tiene tendencias a incurrir en conductas de maltrato físico o psicológico o de acoso o abuso sexual. Cuando se realizan talleres que involucran la participación de alumnos, en ocasiones se pide una autorización previa a los padres de familia.
Durante el curso de la investigación, el personal de la UAMASI puede realizar cuatro tipos de informes: de atención, de seguimiento, final y de intervención. El primero establece las medidas que se llevarán a cabo en la escuela para atender la queja; el de seguimiento muestra la evolución
del caso en cuestión; el informe final se realiza al concluir la investigación, y en él se hace una descripción detallada del proceso de intervención; en el de intervención, realizado por alguno de los supervisores de
los especialistas, se resume, en un máximo de dos cuartillas, lo establecido en el informe final; su objetivo es determinar el resultado de la investigación a la luz de un análisis cuidadoso de toda la evidencia disponible.
Nótese que el informe de intervención no da recomendación alguna sobre la posible sanción que puede recibir el presunto ofensor, sólo establece si existe o no evidencia que confirme la conducta materia de la
queja. La Contraloría y la Dirección General de Asuntos Jurídicos (DGAJ) de la SEP suelen utilizar los informes de intervención como evidencia para respaldar las sanciones administrativas y laborales de los ofensores (Silva Méndez, 2010).

Criterios de la UAMASI para caracterizar los casos de violencia

Los criterios usados por la UAMASI para caracterizar los casos de violencia fueron creados a partir de conceptos establecidos en la literatura sobre el tema (Filkerhor, 1980; Kempe, 1985; Besten, 1997). La Unidad, con base en su experiencia, ha identificado cada uno de estos conceptos con conductas concretas (UAMASI, 2008), las cuales se señalan en la tabla 1.

ConductaDefinición y tipos de conductas
Maltrato físicoDefinición: Se considera maltrato físico toda acción u omisión de una persona en posición de poder que ponga en riesgo o atente contra la integridad física del menor.
Conductas: Se señalan como actos que constituyen maltrato físico los siguientes: dar bofetadas, puñetazos, puntapiés, golpes en la cabeza (“zapes”), pellizcos, manazos o empujones a un menor. Otras conductas que constituyen maltrato físico, y que pueden ser cometidas por un adulto, son: golpear al estudiante con algún objeto, incitarlo a golpear a otro, jalarle los cabellos u orejas, obligarlo a realizar ejercicios físicos exhaustivos y sin motivo, sacarlo del salón, sentarlo a la fuerza, gritarle de manera intempestiva, no dejarlo ir al baño, amarrarlo a un objeto, dejarlo sin recreo, jalarlo de
la ropa, o bien, jalar sus útiles escolares, encerrarlo en salones o bodegas, así como dejarlo parado en el patio, en el salón o en la dirección.
Maltrato psicológicoDefinición: Este maltrato, también denominado emocional, es toda acción u omisión de una persona en posición de poder que atenta contra la integridad psicológica del menor.
Conductas: Se consideran actos que constituyen maltrato psicológico los siguientes: culpar, ofender, excluir, etiquetar, amenazar, discriminar, intimidar, menospreciar, humillar, comparar, descalificar, manipular, chantajear o exhibir al menor. También constituye maltrato psicológico utilizar sarcasmos al tratar al menor, referirse a él con groserías o palabras altisonantes que tengan como finalidad el ofender, ignorar sus acciones, presencia o palabras, destruir objetos de su pertenencia, así como ponerle letreros degradantes
NegligenciaDefinición: Se considera negligencia la omisión en el cumplimiento de las obligaciones y responsabilidades de parte de los adultos responsables del alumno que afectan o vulneran la integridad del menor.
Conductas: Son conductas que configuran la negligencia: el omitir la vigilancia de los alumnos durante su estancia en la escuela, el prolongar los periodos de recreo sin vigilancia, el observar agresiones entre los educandos sin intervenir, el ignorar las quejas y peticiones de los menores, o bien de los padres, así como el omitir información pertinente de los hechos ocurridos en el plantel en el transcurso de algún proceso de investigación.
AcosoDefinición: El acoso sexual lo constituyen todas aquellas acciones que un individuo, con base en relaciones de poder, ejerce contra su víctima como preámbulo para obtener una gratificación sexual.
Conductas: Pueden ser piropos, deferencias, miradas morbosas, ofrecimiento de incentivos, condicionamientos, frases de doble sentido, insinuaciones de tipo sexual, proposiciones de índole sexual, cuestionamientos sobre la vida sexual, amenazas de reportar, calificar o informar a los padres de cierta manera, así como invitaciones a salir
Abuso sexualDefinición: El abuso sexual lo constituyen todas aquellas acciones de una persona sexual que establece relaciones de poder con un menor con el fin de satisfacerse sexualmente, alterando el desarrollo psicosexual de la víctima.
Conductas: Son conductas que constituyen abuso sexual: besos forzados, tocamientos
de naturaleza sexual, miradas morbosas hacia las piernas, senos o nalgas, mostrar material pornográfico al menor, acercamiento de genitales, acercamiento físico que incomoda al menor, besos y caricias (aún con el consentimiento del menor), acciones de seducción o deslumbramiento hacia el menor con el fin de agradarle o atraerle, cartas, llamadas o mensajes de índole sexual, así como acercamiento físico de índole sexual
acompañado de amenazas de sometimiento.
ViolaciónDefinición: Consiste en penetrar al menor con el pene, o con un objeto, por vía oral, vaginal y/o anal.
TABLA 1 Criterios usados por la UAMASI para caracterizar los casos de violencia

Como se ha dicho, la AFSEDF opera los planteles que imparten educación
inicial, básica y especial, entre otros (SEP-AFSEDF, 2009). Para fines de
este trabajo es importante tener en cuenta algunos aspectos sobre los niveles atendidos por la AFSEDF, los cuales se presentan en la tabla 2.

NivelInformación básica sobre cada nivel
Se ofrece a través de los Centros de Desarrollo Infantil (CENDI), los cuales atienden a
niños de 45 días hasta dos años y 11 meses. Los turnos de los CENDI se determinan de
acuerdo con las necesidades de cada plantel.
Se imparte en los CENDI y en los Jardines de Niños (JN), y comprende la educación de
niños de tres años hasta cinco años y 11 meses. En los JN, el turno matutino va de 7:00
a 14:00 horas; el vespertino, de 13:00 a 19:00, y el completo, de 10:00 a 17:00.
Se ofrece en varias modalidades, dependiendo de la edad que tenga el alumno al solicitar su ingreso al primer grado de primaria. En general, las escuelas reciben a estudiantes
que al momento de solicitar su ingreso tienen entre de seis y nueve años de edad. En las
primarias generales, el turno matutino va de 8.00 a 12.30 horas; el vespertino de 14:00
a 18.30, y el completo, de 8.00 a 16.00.
Se imparte en varias modalidades, dependiendo de la edad que tenga el alumno al solicitar su ingreso al primer grado. Las modalidades de general y técnica sólo pueden ser
cursadas por aquellos que, al momento de su inscripción al primer grado, tengan menos
de 15 años. Si el estudiante tiene más de 15 años al inscribirse al primer grado, debe optar
por la modalidad para trabajadores; y si tiene más de 16 años, por una telesecundaria. En
las secundarias generales, el turno matutino va de 7:30 a 13:40 horas; el vespertino, de
14.00 a 20:10, y el completo, de 7:00 a 14.00 o de 14:00 a 21.00.
Se imparte en los Centros de Atención Múltiple Básico (CAM). Éstos se encargan de
aquellos alumnos que presentan alguna discapacidad física o mental. Atienden tanto
niños, desde los 45 días hasta los 14 años y 11 meses, como a estudiantes de mayor
edad, cuyo rango va de los 12 hasta los 20 años. En el caso de los niños, los CAM
imparten, de acuerdo con su edad, educación inicial o básica; para los estudiantes de
mayor edad, ofrecen capacitación laboral. El turno matutino es de 7:00 a 14:00 horas,
el vespertino de 12:00 a 19:00, y el completo de 8:00 a 16:00.

La matrícula agregada del ciclo 2001-2002 al de 2006-2007 asciende a
ocho millones 794 mil 616 alumnos.6 De acuerdo con la gráfica 1, 52.89%
corresponde a primaria, 28.13% a secundaria, 14.71% a preescolar y el
resto a los demás niveles (2.36% al especial y 1.91% al inicial).

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