Ucrania reactiva la operación antiterrorista contra los insurgentes prorrusos

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El alto el fuego que ningún bando respetó ha terminado. “Atacaremos”, dijo esta madrugada el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, tras consultar durante todo el día con sus responsables de seguridad y con mandatarios extranjeros. Y atacó. Fuerzas del gobierno ucranianas han lanzado esta mañana nuevas operaciones militares contra los separatistas prorrusos en el este del país, según ha confirmado el propio portavoz parlamentario Aleksander Turchinov. “Puedo informar de que esta mañana ha sido activada de nuevo la operación antiterrorista. Nuestras fuerzas armadas están golpeando las bases terroristas y los puestos de control [de los insurgentes]”, ha sentenciado. Atrás queda ya poco más de una semana de tregua con escaramuzas constantes que han seguido causando muertos tanto en el bando de Kiev como en el de los separatistas del este.

“Liberaremos nuestros territorios. La decisión de no prolongar el alto el fuego es nuestra respuesta a los terroristas, milicianos y maleantes”, ha dicho el presidente. La operación armada contra bastiones de la resistencia secesionistas como Slaviansk o Lugansk proseguirá con más crudeza si cabe, a pesar de las víctimas civiles.

Durante la jornada de ayer, Poroshenko consultó con los líderes de Alemania, Francia y Rusia en una conversación telefónica a cuatro bandas. Según explicó después el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguei Lavrov, Putin sugirió colocar a agentes de fronteras y a observadores de la OSCE en puntos de la frontera entre Ucrania y Rusia para un control conjunto”. Pero a medida que la hora de Kiev se acercaba a las diez de la noche (las nueve hora peninsular española) aumentaban las dudas sobre si Poroshenko prolongaría de nuevo la tregua o si por el contrario lanzaría una amplia operación antiterrorista, estableciendo incluso la ley marcial en el este del país. Durante el fin de semana el líder ucraniano ha contemplado desde la ventana de su despacho como cientos de personas se concentraban frente a sus oficinas para exigirle ‘mano dura’ contra los insurgentes.

Poroshenko parece haber escuchado a los miembros del batallón Donbass, que el domingo le pidieron una ofensiva en serio contra los prorrusos. “Después de examinar la situación, he decidido, como comandante en jefe de las fuerzas armadas, no prolongar el alto el fuego unilateral”. Pero Kiev no quiere desechar la posibilidad de una salida negociada: “Estamos dispuestos a volver a un alto el fuego en cualquier momento, cuando veamos que todas las partes cumplen con los principales puntos del plan de paz”, dice el mensaje del presidente.

Para Kiev, el único culpable es el movimiento secesionista, que en los últimos días ha fusionado bajo el nombre de Nueva Rusia las regiones de Donetsk y Lugansk, escindidas de Ucrania tras realizar dos consultas de autodeterminación que apenas han tenido reconocimiento fuera de su territorio. “Ellos han mostrado que no están dispuestos a respaldar un plan de paz”, dijo el Ministerio de Exteriores ucraniano el pasado día 27.

El líder ucraniano, que no lleva ni un mes en el poder, no sólo recibe presiones de la calle para que ponga en sus sitio a los milicianos. Algunos generales se habían pronunciado contra la extensión del alto el fuego porque el ejército ha sufrido pérdidas importantes y los rebeldes estaban aprovechando estos días para rearmarse y reagruparse. Además, “parte de los grupos armados en el territorio ucraniano no le obedecen”, aseguraba ayer desde Rusia el director del Centro de Información Política, Alexei Mujin.

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