El tiempo se agota, familiares de Ericka cuentan con desesperanza los minutos en la recta final

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A sus 21 años de edad y siete de sufrir la rudeza que genera la combinación de trata sexual, droga y la calle, Ericka entró a la etapa de mayor complicación: deficiencia renal; ausencia de sodio en la sangre; pérdida de peso; hinchazón permanente de piernas y pies, fatiga, piel reseca y permanente semblante de dolor.

Su reciente explotador sexual, se convirtió en su peor verdugo; las cotidianas golpizas y la violencia psicológica que ejerce sobre ella, la tienen sumida en una terrible desesperación.

Claudia Hernández, madre de esta chica, lleva el mismo tiempo intentando rescatarla de padrotes, tratantes y vende drogas; ahora enfrenta al más agresivo de todos: David “N”.

En sus repetidos intentos por rescatar a su hija del grupo con el que cohabita hace más de un año en calles de la colonia Portales, ha presenciado las peores experiencias que genera la ansiedad y la dependencia al solvente.

“Hace ocho días la vimos súper golpeada de la cara (David) le rompió la nariz, empezó a gritar que la golpearan; yo pasé ese día ahí y me vio y mi hija me pidió que la ayudara, pero en el momento que me vio esta persona, inmediatamente salió con un perro, nos lo quiso aventar y a decir que él no había sido, que fue otra chava de la calle y cuando Ericka fue a lavarse la calle para ir a denunciarlo, ya no la dejó salir” , aseveró.

Vecinos de la zona aseguran que el tal David manipula la voluntad de las jovencitas adictas; les suministra solvente durante todo el día, porque la droga de alto calado es para él y sus compañeros de calle.

“La preocupación es sacarlas, ayudarlas; ellas necesitan esa ayuda, hay mucha violencia, nos hemos percatado de los golpes que les dan los hombres que están ahí, maltrato que les dan por traerlas drogadas…ahí las prostituyen, sí, y están pidiendo dinero”, aseguró Victoria vecina de la colonia Portales.

La señora Claudia presenció de qué están hechas ciertas autoridades al escuchar de su hija la acusación a un oficial que en teoría está para brindar seguridad a la sociedad.

“La subimos a un taxi y como hubo mucha gente que veía que mi hija iba gritando pidieron apoyo porque pensaban que la habíamos secuestrado, y nos paró calles adelante una patrulla y cuando se baja el policía a ver lo que pasaba, Ericka lo vio e inmediatamente le dijo, ‘tú has sido el que me has pedido sexo oral con tal de que no me lleves cuando me ves drogada”, detalló.

En esas circunstancias Ericka lleva más de un año y nadie, ninguna autoridad ha mostrado voluntad de acabar con ese infierno. La única respuesta es que ‘la chica está por voluntad propia en la calle’, cuando su voluntad por años ha sido manejada por uno y otro individuo que se ampara en el velo de la impunidad y en la reserva a tratar con poblaciones callejeras.

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