La increíble contaminación de las aguas en las Olimpiadas de Río, explicada por científicos
El agua de Río de Janeiro es horrible, está llena de residuos y cuerpos muertos, y a partir de esta semana los mejores atletas sobre la faz de la Tierra se sumergirán en estas aguas infernales con motivo de la competición internacional de deportes más famosa que existe.
A estas alturas ya es demasiado tarde para que Brasil limpie correctamente la aguas de Río antes de los Juegos Olímpicos de 2016. Eso deja tanto a los espectadores como a los atletas con una gran pregunta: ¿qué tan desastrosas y enfermizas serán estas Olimpiadas?
Pude hacerle una versión más específica y correcta de esa pregunta a doctores y epidemiólogos familiarizados con las aguas de Río, y el consenso general era sombrío. Muchas personas van a estar expuestas a enfermedades transmitidas por el agua, y algunas personas se van a enfermar, quizás gravemente. Sin embargo, los atletas que practiquen deportes que se lleven a cabo en el agua pueden reducir sus riesgos de enfermarse con algunas precauciones básicas.
“Desde un punto de vista microbiológico, esto es comparable a unas aguas residuales sin tratar”.
Durante el último año los medios nos han pintado una imagen espantosa sobre el estado de las aguas en Río, las cuales están ennegrecidas debido al flujo incesante de desechos humanos que provienen de barrios y zonas residenciales altamente pobladas, y que no cuentan con un tratamiento de aguas residuales moderno y efectivo. Incluso cuando los responsables de las Olimpiadas insisten en que ellos “nunca arriesgarían la salud de los atletas por una competición”, una investigación que Associated Press hizo durante 16 meses reveló que las aguas de Río están infectadas con organismos que pueden ocasionar enfermedades.
“Desde un punto de vista microbiológico, esto se compara a las aguas residuales sin tratar”, dijo Fernando Spilki, un experto en virus de la Universidad de Feevale al sur de Brasil, quien condujo pruebas a las aguas.
Entre los descubrimientos más perturbadores de Spilki está el hecho de que las aguas están repletas de rotavirus, el cual ocasiona vómito, diarrea y en general una miseria completa. El análisis también reveló niveles muy altos de bacterias coliformes fecales, lo que está relacionado a enfermedades como la disentería, hepatitis A, la fiebre tifoidea y el cólera, por mencionar algunas. Un epidemiólogo que prefirió mantenerse en el anonimato señaló que el descubrimiento de niveles de bacterias coliformes tan altos en una playa de Estados Unidos obligaría al gobierno a cerrarla por completo.
El descubrimiento de niveles de bacterias coliformes tan altos en una playa de Estados Unidos obligaría al gobierno a cerrarla por completo.
Y también tenemos el trabajo de Renata Picao, una microbióloga de la Universidad Federal de Río, quien encontró bacterias peligrosas y resistentes a los fármacos en cinco playas distintas de Río de Janeiro, incluyendo en aquella donde las competiciones se llevarán a cabo. Picao dijo a Gizmodo que este es un descubrimiento bastante peculiar, incluso se sorprendió por el hecho de que logró encontrar bacterias como estas con tanta facilidad en las aguas de la costa.
Claramente lo más prudente que podría hacerse es evitar cualquier tipo de contacto con el océano fétido de Río de Janeiro, pero obviamente no es una opción para los atletas que participarán en estas olimpiadas. Nos preguntamos entonces, ¿cuántos atletas se enfermarán en las Olimpiadas? ¿Pueden hacer algo para reducir el riesgo?
La primera cosa que deben saber es que en general cualquier contacto con el agua prácticamente garantiza una infección, según Kristina Mena, una experta en patógenos transmitidos por el agua que llevó a cabo un análisis de riesgos basándose en los datos de Spilki: “los niveles de estos organismos son tan altos que cualquier atleta que entre en contacto con el agua estará expuesto a ellos”, revela Mena a Gizmodo. “Incluso en pequeñas cantidades el riesgo de infección es del 99.999%”.
El hecho de que una persona se infecte no quiere decir que presentará síntomas críticos. Eso depende de una serie de factores, incluyendo la salud de la persona, su historial de exposición a agentes infecciosos y el nivel inmediato de exposición.
Los niños, los viejos y las personas inmunodeprimidas tendrán un riesgo mucho mayor que las personas jóvenes o adultos de menos de 40 años, especialmente cuando hablamos de bacterias resistentes a fármacos. En el caso de los adultos saludables que participan como atletas en las Olimpiadas, sus niveles de inmunidad dependerán de los expuestos que hayan estado en el pasado a los patógenos que encontrarán en Río de Janeiro. Es posible que aquellas personas que crecieron en lugares con condiciones sanitarias deficientes sean un poco más resistentes que aquellas personas que disfrutaron de agua limpia durante toda su vida, pero a su vez es difícil estar seguros de esto sencillamente debido a que los virus mutan muy rápido.
“Todos los atletas que entren en contacto con el agua estarán expuestos.”
Por otro lado, cuando estás nadando en lo que equivale a una alcantarilla asquerosa, ni siquiera el sistema inmunológico más fuerte puede protegerte de todo a lo que te enfrentarás. “Para reducir el riesgo es necesario reducir la exposición”, afirma Mena.
Eso quiere decir que tendrías que hacer lo posible por no tragar de esa agua, usar gafas muy ajustadas (o sencillamente mantener tu cabeza fuera del agua en todo momento), y ducharte de forma frecuente. También supone no frotarte los ojos, usar desinfectante de mano constantemente y asegurarte de limpiar cualquier raspón o herida de inmediato al hacértela. Algunos atletas incluso tendrían que usar cloro para limpiar las manillas de sus remos, o usar trajes de plástico y guantes en algunos momentos.
En general, para minimizar el riesgo de exposición lo mejor que se puede hacer es evitar el contacto con el agua en el mayor grado posible.
Neil Fishman, un profesor de enfermedades infecciosas en la Universidad de Penn Medicine, en Estados Unidos, complementó haciendo una advertencia sobre los antibióticos profilácticos. “Creo que tomar antibióticos [de forma preventiva] puede ocasionar más daño que bien”, aseguró señalando que un antibiótico funcionará o no dependiendo del tipo de patógeno al que la persona esté expuesta, y en general los antibióticos no funcionan contra los virus. Sin embargo, los antibióticos podrían ocasionar todo tipo de estragos al microbioma nativo del cuerpo, dejando a la persona más susceptible a enfermedades e infecciones en lugar de protegerlo.
“Creo que la única opción que tienen es llevar a cabo un tratamiento post-infección lo antes posible”, afirmó.
Picao también señaló que si un corte o raspón presenta señales de infección el paciente debería notificar de inmediato a su médico de una posible exposición a bacterias.
Así que, en conclusión, si vas a Río durante este mes, ya sea a competir o a disfrutar del apocalipsis como espectador, ten en cuenta que cualquier contacto con el agua supone estar expuesto a algo que te puede ocasionar diarrea, o peor. Si no puedes evitar entrar en contacto con el agua, trata de limitarlo, dúchate frecuentemente y ve al doctor tan pronto como regreses a casa. Con un poco de suerte emergerás de la experiencia de nadar en un váter o inodoro con nervios de acero y un gran aprecio por las maravillas de los sistemas de saneamientos modernos.
Gizmodo
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