Gaza vuelve a empezar. Lo hace con ilusión, la de quien confía en que la nueva tregua abra las puertas a una paz duradera que no se rompa con otra nueva ofensiva. Las calles de la Franja, cubiertas de escombros, estaban ayer llenas de vida, con los ciudadanos tratando de recobrar la rutina y de recontar lo perdido. Según las estimaciones del Gobierno palestino, harán falta no menos de 4.500 millones de euros para recuperar la Gaza previa al 8 de julio, cuando comenzó la Operación Margen Protector. Se han perdido 90 millones de euros al día. Falta la estimación de los últimos ocho días de batalla, por lo que la cifra ascenderá con seguridad, confirma el economista y viceprimer ministro palestino Mohamed Mustafá.
La principal emergencia es la reconstrucción de las viviendas totalmente destrozadas por Israel, 17.200 según la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA). Hay 38.000 más seriamente dañadas. Los ataques contra casas particulares —sólo desde el fin de semana, el Ejército israelí hundió cinco torres de viviendas, dejando sin techo a unas 2.000 personas— han elevado la cifra de refugiados a 475.000. De ellos, 290.000 están en escuelas de la UNRWA, la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos, y el resto en colegios públicos o casas de familiares. “Este dato es seis veces el máximo de desplazados que prevén nuestros planes de contingencia y no tiene precedentes en 64 años en Gaza”, remarca la OCHA.
También hay 216 escuelas alcanzadas por los proyectiles, en las que es imposible dar clases. El Ministerio de Educación palestino confirma que el grueso de las aulas podría estar “adecentado” para las clases en dos semanas, pero sólo si llega la ayuda suficiente. En situación de emergencia están también los 58 hospitales y centros de salud dañados o hundidos, cuya recuperación es imprescindible. Además, hay carencias de un centenar de medicamentos que, si se empiezan a cumplir los términos del alto el fuego, han de entrar de forma prioritaria. El cruce israelí de Kerem Shalom se está preparando para ello.
El primer ministro Benjamín Netanyahu, que advirtió que Israel responderá con firmeza si los palestinos no respetan la tregua, subrayó ayer respecto al levantamiento parcial del bloqueo que lo pactado es “una rehabilitación humanitaria bajo supervisión”. Netanyahu afirmó además que le gustaría ver entrar a las fuerzas de Mahmud Abbas en la Franja.
El dinero urgente se está tratando de lograr desde diferentes agencias de la ONU, antes de que en la primera semana de septiembre se celebre en Egipto una gran conferencia internacional de donantes. Las naciones occidentales acuden con “buena disposición” pero “firmes” a la hora de defender los proyectos pagados con sus fondos, destruidos a veces hasta tres veces por los bombardeos de Israel, informó la pasada semana el Ministerio de Exteriores de Noruega, uno de los padrinos de la cumbre.
Gaza quiere volver al punto de partida pero, en realidad, no puede, porque le faltan los 2.138 vecinos muertos en la ofensiva. De ellos, 484 son menores. Del total, el 70% eran civiles, insiste la ONU, pese a que Israel sostiene que ha matado al menos a mil milicianos. Hay 142 familias que han perdido a tres miembros o más del clan, y 89 en las que han muerto todos sus componentes. Los heridos palestinos rozan los 10.300. Entre ellos hay mil niños que sufrirán una discapacidad permanente, por la gravedad de sus heridas o por la deficiente atención médica posterior. El único centro para rehabilitación, el Al Wafa, está cerrado por derribo. 373.000 menores necesitan apoyo psicosocial urgente por los traumas de la guerra: pesadillas, violencia, aislamiento…
Los gazatíes han logrado tener una media de seis horas de luz gracias a las reparaciones parciales que se han hecho en los días de alto el fuego, aunque el suministro de agua va más lento y casi el 40% de la población necesita recurrir a los camiones cisterna.