Escuchar música, tan estimulante como las drogas
Al escucharla en cualquier día o en determinada situación, la música puede cambiar el humor en cuestión de minutos o provocar en el oyente sentimientos tan distantes como repulsión y placer.
De acuerdo con el doctor Luis Concha Loyola, investigador del Laboratorio de Conectividad Cerebral del Instituto de Neurobiología de la UNAM, el placer que la mayoría de las personas experimenta al escuchar música no se explica sólo por tratarse de un género específico o una canción que les guste.
“La música es capaz de involucrar a los circuitos de recompensa de la misma manera que las drogas”, explicó el investigador, citando los estudios del neurofisiólogo argentino Robert Zatorre sobre por qué la música provoca “piel de gallina”.
Agregó que esta sensación involucra los mismos sistemas de recompensa en el cerebro que actúan al comer o tener relaciones sexuales porque se apaga un deseo y eso provoca placer. En el caso de la música, el estímulo auditivo tiene un momento de clímax que el oyente está esperando y cuando llega, “hay una descarga de dopamina en las partes centrales del cerebro, que produce una reacción nerviosa periférica a través del sistema nervioso simpático y un intenso placer”.
Más afectos
En 1993, se publicó un estudio de la Universidad de California que sugería que escuchar música del compositor austriaco podía mejorar las capacidades cognitivas. Sin embargo, años más tarde se comprobó que no existe ninguna relación.
El doctor Concha Loyola precisó que el efecto de la música depende de factores como el género que se escuche o los gustos y la cultura de cada persona. Además el hemisferio izquierdo del cerebro procesa ventanas cortas de sonido (lenguaje). Cuando se trata de una melodía, la información se desplaza al hemisferio derecho.
El neurofisiólogo ha estudiado la forma en que la corteza auditiva del cerebro procesa los estímulos sonoros complejos, en colaboración con la estudiante de doctorado Arafat Angulo Perkins.
Comentó que tanto la música como el lenguaje, son estímulos auditivos complejos con mensaje y sintaxis propios, por lo que se creía que la corteza auditiva los procesaba de forma similar. Sin embargo, sus investigaciones han confirmado que no es así: hay una parte del cerebro dedicada exclusivamente a procesar las ondas sonoras musicales.
El Universal