EI reduce a escombros una ciudad de 3.000 años de antigüedad en Irak
Los yihadistas del Estado Islámico (ISIS) intensificaron en los últimos meses su política de destrucción del patrimonio cultural en el norte de Irak. Esta semana comenzaron a arrasar con topadoras la antigua ciudad asiria de Nimrod -conocida en la Biblia como Kalakh-, una reliquia arqueológica de enorme valor para la humanidad.
Esto ocurre una semana después de la difusión por parte de la banda ultraislámica de un video donde muestran como devastaron el Museo de la Civilización de Mosul, en el norte iraquí. Con mazas y martillos redujeron a polvo las obras asirias de 2.700 años de antigüedad.
“El Estado Islámico atacó la histórica ciudad de Nimrod y comenzó a arrasarla con vehículos militares pesados”, denunció el ministerio de Turismo y Antigüedades de Irak. “Hasta ahora no podemos medir la amplitud de los daños”, señalaron desde el organismo.
La directora de la Unesco, Irina Bokova, condenó la destrucción del enclave y lo calificó de “crimen de guerra”. “No podemos permanecer en silencio. La destrucción deliberada del patrimonio cultural constituye un crimen de guerra”, sostuvo la funcionaria, que además hizo un llamamiento “a todos los responsables políticos y religiosos de la región” para frenar este nuevo acto de barbarie.
El ISIS, que impone una severa y violenta versión de la ley islámica en los territorios que controla, justifica la destrucción de sitios arqueológicos argumentando que las estatuas pueden inducir a la adoración de ídolos, algo prohibido en el Corán.
Sin embargo, para muchos expertos “la idolatría” que tanto critica el grupo no le impide vender piezas arqueológicas a losa coleccionistas en el mercado negro. Esta es otra importante fuente de ingresos de la banda ultraislámica. En cambio las estatuas imponentes, imposibles de transportar, son las que arrasan con los bulldozer, según los expertos.
La destrucción de Nimrud conmocionó al mundo porque se trata de un importante sitio arqueológico asirio, ubicado a casi 40 km al sur de la ciudad de Mosul, fundado en el año 1270 antes de Cristo.
Durante un largo tiempo fue la capital de Asiria, y su nombre se debe al monarca bíblico Nimrud.Esta antiquísima ciudad fue centro de numerosos enfrentamientos y vivió a lo largo de los siglos enormes cambios culturales. La metrópolis del
Antiguo Oriente, en lo que hoy se conoce como el norte de Irak, fue en su momento el núcleo de un reino cuya extensión llegó hasta el Mediterráneo.
Alrededor de Nimrud se construyeron suntuosos palacios decorados con imponentes figuras en la entrada de toros alados con cabezas humanas. De todo ello hace ahora casi 3.000 años. Muchas de aquellas figuras han sobrevivido hasta ahora a pesar de las numerosas guerras y catástrofes, pero ese patrimonio único corre ahora el peligro de desaparecer para siempre por la acción extremista del ISIS.
La presidenta del comité de Turismo y Antigüedades de la provincia de Nínive, donde se encuentra Nimrud, Balquis Taha, dijo que esta ciudad asiria contiene “tesoros arqueológicos de incalculable valor”. Se mostró especialmente preocupada por la suerte de las estatuas de toros alados, de las que hay dos en el lugar arqueológico, que data del siglo XIII a.C.
La responsable denunció que la organización terrorista trata de “manera bárbara e inmoral” las antigüedades y no respeta el patrimonio iraquí. Por ello, instó a la comunidad internacional a “intervenir para salvar el patrimonio cultural de Mosul”, capital de Nínive, de la que depende Nimrud.
La consternación por estas acciones es enorme. Están cometiendo un “genocidio cultural”, afirmó el escritor iraquí Riad Abdul Karim. “Primero destruyeron a las personas y ahora destruyen el legado humano”, dijo. El director del director del Museo del Antiguo Oriente Próximo de Berlín, Markus Hilgert, afirmó: “La destrucción de Nimrud es una catástrofe para el patrimonio cultural de la humanidad”.
El ímpetu destructivo del ISIS no se detiene ni ante las personas ni ante bienes culturales. Los extremistas sunnitas acaban con todo lo que contradiga su ideología, desde las mezquitas shiítas hasta las iglesias cristianas o lugares históricos del Antiguo Oriente. Y además procuran que el mundo conozca sus barbaridades grabando videos y difundiéndolos por Internet.
En una guerra santa devastadora, el grupo ya controla un tercio de Irak y Siria. En las ciudades que cayeron bajo su dominio instalaron drásticas normas que impide cualquier vínculo con la cultura moderna. Rechazan la televisión, la música, los deportes masivos como el fútbol y, además, desplazan a la mujer a la reclusión del hogar.