La atribulada consultora política Cambridge Analytica anunció el miércoles que cesaría la mayoría de las operaciones y se declararía en quiebra en medio de un creciente escrutinio legal y político de sus prácticas comerciales y su trabajo para el presidente Trump.
La decisión se tomó menos de dos meses después de que la empresa y Facebook se vieron envueltos en un escándalo de recolección de datos que comprometió la información personal de hasta 87 millones de personas. Las revelaciones sobre el uso indebido de datos, publicado en marzo por The New York Times y The Observer of London, sumieron al gigante de las redes sociales en una crisis y obligaron a los reguladores y legisladores a abrir investigaciones sobre Cambridge Analytica.
En un comunicado publicado en su sitio web , Cambridge Analytica dijo que la controversia había alejado prácticamente a todos los clientes de la compañía, obligándola a declararse en bancarrota tanto en Estados Unidos como en Gran Bretaña. La división de elecciones de la filial británica de Cambridge, SCL Group, también cerrará, dijo la compañía.
Pero el anuncio de la compañía dejó varias preguntas sin respuesta, incluyendo quién retendría la propiedad intelectual de la compañía -los perfiles de votantes psicométricos construidos en parte con datos de Facebook- y si el negocio electoral de Cambridge Analytica volvería bajo nuevos auspicios.
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