Venezolanos adelgazan y achican cinturones por escasez de alimentos

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La limitada ingesta de alimentos ya comenzó a enflaquecer a los venezolanos, quienes cada día abren nuevos agujeros a su cinturón para evitar que los pantalones se les caigan, aseguró un profesional de la medicina.

“La gente no encuentra qué comer, porque en los mercados y abastos no se consigue comida”, alertó Daniel Montenegro, médico nutricionista y exdirector de Salud del central estado de Miranda.

En diálogo con Notimex, calificó la situación como desesperante porque la población se alimenta inadecuadamente y ya comienzan a aparecer brotes de enfermedades como la tuberculosis, anemia, piorrea y otras patologías vinculadas a una alimentación deficiente.

El experto aseguró que para el común de los venezolanos es imposible ingerir las mil 200 calorías que requiere el organismo para su mantenimiento, así como tampoco las proteínas necesarias, ya que estas se volvieron inasequibles por sus altos precios.

Montenegro señaló que en la consulta diaria la gente le refiere que sólo hace una comida diaria, y muy deficiente, ya que básicamente está limitada a harinas, yuca y plátano, que es lo único que pueden conseguir en los mercados.

“Los niños son los más afectados por esta crisis de alimentos, puesto que ni las fórmulas lácteas, ni la leche completa se consiguen en las farmacias o supermercados y muchas madres se niegan a amamantar a sus hijos por razones de estética”.

Gabriela Martínez, quien se encontraba en el consultorio del doctor Montenegro, expresó a Notimex que en su casa son cinco personas y que muchas veces todas se acuestan sin comer porque a pesar de que ella recorre toda la ciudad nunca consigue comida.

“Ayer estuve desde la seis de la mañana hasta las cinco de la tarde en Makro (tienda al por mayor) y después de haber hecho la cola (fila), cuando me tocó el turno se habían acabado los productos. Me traje un frasco de vinagre y un paquete de sal, para no regresar a la casa sin nada”, externó.

Comentó que su esposo, de 50 años, pesaba 70 kilogramos y que hoy está en 54 por la falta de nutrientes, tose mucho y tiene una anemia perniciosa. “Temo que mi marido esté tuberculoso, lo que nos complicaría aún más esta situación”, lamentó.

La escasez de alimentos, sumada a la inflación galopante, tiene a los venezolanos haciendo filas en tiendas y supermercados buscando bienes de precios regulados. La crisis se ha extendido por tres años.

NTX

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