Samaí Márquez Salgado tenía alrededor de 40 horas de haber muerto cuando su cuerpo fue encontrado y levantado por el Ministerio Público en la zona de Valsequillo, según el resultado de la determinación de la hora de muerte emitido por el Servicio Médico Forense.
La joven que tenía dos meses de embarazada, habría muerto entre la noche del día miércoles 17 de febrero —cuando se comunicó por última vez con sus familiares al abordar un taxi— y la mañana del jueves 18, día en que fue asegurado su novio y principal acusado del asesinato, Rafael Portillo Abundis, quien se encuentra en espera de que le dicten el auto de formal prisión.
Central informó que una serie de conversaciones de Whatsapp revelaron que el joven habría contratado por lo menos a dos personas para secuestrar y matar a Samaí el 17 de febrero, mismo día que Rafael Portillo se encontraba celebrando su cumpleaños con su familia y vía Facebook compartió cada dos horas aproximadamente, información y fotografías de su festejo como coartada.
Después de la medianoche, el festejo acabó y según la versión de la esposa de Rafael Portillo, se habría desaparecido por dos horas más llegando a su casa que habitan en Lomas de Angelópolis alrededor de las tres de la madrugada.
Claudia, su hermana mayor, habría planteado que Rafael se quedó bebiendo con ella y su esposo aunque en parte esta información no fue correcta y provocó que fuera acusada del delito de falsedad de declaraciones. Además Claudia tuvo comunicación con Samaí, según la Fiscalía General del Estado, hecho que no reportó en su declaración inicial.
Defensa solicita amparo
El 22 de febrero, Rafael Portillo Torres, padre del acusado y también abogado, solicitó un amparo ante el Juzgado Tercero de Distrito en Materia Penal del Sexto Circuito contra la detención por parte de la Fiscalía General del Estado de Puebla debido a que el joven ha permanecido incomunicado, además de recibir golpes, malos tratos, tortura física y amenazas.
La defensa legal del presunto homicida asegura que desde el momento de su detención fue remitido a la Séptima Agencia del Ministerio Público de la Fiscalía General, y no les han permitido mantener comunicación con él en ningún momento, por lo que solicitaron que vía amparo puedan hablar con él. Hasta el momento la defensa de Rafael Portillo Abundis ha permanecido en manos de amigos de su familia.
Central
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