La joven de 15 años que logró escapar tras pasar dos años secuestrada en Japón
La niña de 13 años se dirigía caminando a su casa tras salir de la escuela en Tokio, la capital de Japón, cuando un desconocido se le acercó y le dijo que era el abogado que tramitaba el divorcio de sus padres.
Aprovechando la conmoción de la menor, le pidió que se subiera a su auto con él.
Según le contó a la policía la joven, que ahora tiene 15 años, el hombre la mantuvo prisionera durante dos años, hasta que este domingo logró escapar.
El correponsal de la BBC en Tokio Rupert Wingfield-Hayes señala que la adolescente llamó a la policía desde una cabina y ya se encuentra con su familia.
Como un rompecabezas, poco a poco van encajando las piezas de la misteriosa desaparición de la menor, que en su momento acaparó titulares en todo Japón.
El mismo día en que se le perdió la pista en marzo de 2014, los padres hallaron una nota en el buzón de correos de su casa en Asaka, en la prefectura de Saitama, al norte de Tokio.
El mensaje, que parecía estar firmado por la niña, pedía que no la buscaran nunca.
Secuestrada por un estudiante universitario
Un hombre de 23 años de edad, identificado como Kabu Terauchi, está acusado del secuestro.
De acuerdo con reportes de medios de prensa japoneses, la adolescente -cuya identidad no ha sido revelada- escapó el pasado domingo cuando Terauchi salió y dejó sin seguro la puerta de su apartamento de Tokio.
La policía dijo que la joven habría estado encerrada en un apartamento en la localidad de Chiba casi todo el tiempo.
A principios de marzo su captor la trasladó a un apartamento del centro de Tokio, según relató.
Terauchi estudió en la universidad de Chiba y se graduó hace un mes.
Fue hallado en la prefectura de Shizuoka, a unos 100 kilómetros de la capital japonesa, en las primeras horas del lunes después de que la policía recibió una llamada reportando que se había visto a un hombre caminando cubierto de sangre.
El sospechoso, que se cree intentó suicidarse, está siendo tratado en un hospital por lesiones en el cuello que no representan una amenaza para su vida.
BBC
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