Así se rompe el hielo, literalmente, en la conquista por el Ártico: con submarinos nucleares

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Con esto del cambio climático cualquier día se nos enfría el planeta y nos encontramos con la puerta atascada por la nieve. O peor, con los océanos congelados. Aunque viendo lo que son capaces de hacer los submarinos nucleares no hay mucho problema a la hora de emerger desde el fondo y cargarse una capa de hielo.

Eso vemos en las impresionantes imágenes que nos llegan desde el Círculo Polar Ártico del submarino USS Hartford. Una nave de tipo Los Ángeles class, con equipamiento para ataques en tierra y mar y, como vemos, preparado para los entornos más extremos.

Tanto el Círculo Polar Ártico (paralelo 66) como el Ártico (el Polo Norte) son regiones de especial interés por los países que ya tienen una pequeña parte de su geografía perteneciente a estas latitudes, siendo Rusia, Canadá, Groenlandia, Islandia, Noruega y Estados Unidos en el caso del Círculo Polar y sumando Suecia, Finlandia y la región de Laponia en el caso del Ártico (así como el propio océano). ¿A qué es debido? A que, al parecer, estas regiones tienen de inhóspitas lo mismo que de provechosas.

La cara B del calentamiento global

Lo verdaderamente jugoso de esta gélida región está precisamente debajo de la sólida capa de hielo. A consecuencia del calentamiento global, los polos del planeta están sufriendo un deshielo progresivo que, además de hacer variar la extensión, va dejando asomar los recursos que la gruesa capa blanca cubría. Se hablaba ya en 2014 del 25% de las reservas mundiales de petróleo y gas bajo las aguas del Ártico, que además dado lo poco habitado de la región, se convierte en una ruta comercial muy segura (sin piratas).

Según apuntaban en BBC, el volumen de hielo disminuye a un ritmo del 12% cada 10 años. De este modo, de manera imparable estos recursos van aflorando y poniéndose a disposición de los gobiernos que rondan las latitudes con máquinas como el submarino que hemos visto al inicio de este post o buques rompehielos. Según el Instituto Geológico Nacional de Estados Unidos, la región alberga depósitos minerales con oro, platino y diamantes, además de fauna y bancos de peces de importante valor económico.

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El deshielo, además, hace que se abran dos rutas (la del noroeste y la del noreste) que supondrían un acceso más rápido y barato que los itinerarios comerciales actuales, según apuntaron en el periódico. Una de ellas, la del noroeste (o ruta del mar del Norte) interesaría a Rusia dado que une los océanos Atlántico y Pacífico en las costas del norte del país. Aunque no es sólo esta gran nación la única que pone empeño en ampliar su pedazo de Polo Norte.

El reparto del pastel de la riqueza sumergida

Según la Convención Internacional de Derecho del Mar de Naciones Unidas (UNCLOS, en el 1982), los recursos naturales del fondo del mar y el subsuelo que se encuentren a hasta 322 kilómetros del territorio de un país limítrofe pertenecerán a éste mismo (siendo, recordemos, Canadá, Dinamarca -Groenlandia-, Noruega, Rusia, Estados Unidos, Suecia, Finlandia e Islandia). Además, pueden solicitar una ampliación hasta los 563 kilómetros, siempre y cuando se pruebe que esa extensión forma parte de su plataforma continental.

De este modo, con las expediciones cartográficas que se están organizando se buscaría reclamar más porción de territorio y tener acceso a las riquezas que van asomando con el paso del tiempo. Aunque el interés va más allá de la explotación y es importante también a nivel estratégico. Leíamos también en el artículo de la BBC que el Instituto Ruso de Investigaciones Estratégicas enfatizaba lo privilegiada de la situación geográfica al pasar por allí (concretamente por el noroeste del mar de Barents) “la trayectoria más corta para los misiles balísticos en cualquier hemisferio de la tierra”.

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Así, se habla de los “Cinco Árticos” (The Five Artics) al referirse a los países que por proximidad están interesados en esta conquista, refiriéndose a Noruega, Rusia, Dinamarca, Canadá y Estados Unidos, si bien China también entraría en la ecuación al tener proyectos en conjunto con Rusia. Esto último lo afirmaba en el anterior artículo Ekaterina Klimenko del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés) de Suecia, y autora de Russia’s Evolving Arctic Strategy (La estrategia en evolución de Rusia en el Ártico).

China tiene la tecnología, además de una situación financiera que le permitiría hacer una inversión sin necesitar un reembolso inmediato. Y Rusia, por su parte, tiene los rompehielos, la experiencia en la zona, la industria.

Una conquista por tierra, mar y Twitter

Aunque las prácticas con el USS Hartford no dejan dudas de que el país norteamericano avanza en la medida de lo posible su conquista, hay constancia documental del interés estadounidense en el Ártico. Ejemplo de ello es la transcripción de una audiencia del Comité de Apropiaciones de Estados Unidos en 2009 titulada “Importancia estratégica del Ártico en la política de los EE.UU.”, en la que se hace referencia a la importancia de las regiones del Ártico (poniendo énfasis en los requerimientos de Alaska, perteneciente a Estados Unidos). Este valor se plasma en los siguientes puntos:

  • La estimación del 22% de petróleo y gas natural por parte del Instituto Geológico Nacional, además de los depósitos de oro, carbón y zinc.
  • El ecoturismo.
  • Aumento de los bancos de peces debido al aumento de la cantidad de agua. Aunque esto, por otra parte, pone en peligro la navegación.
  • Posibilidad de incrementar la investigación y el mapeado del fondo oceánico.

En cuanto a Rusia, Klimenko también hablaba del peso de este país en la región ártica, tanto en los últimos años como de manera histórica (según recuerda, el Ártico fue un punto estratégico para las fuerzas rusas). Además, según la investigadora una buena parte de los habitantes de dicha región son rusos.

Rusia es ya una superpotencia en la región. Además de la capacidad militar que históricamente ha tenido en el Ártico, de los cuatro millones de habitantes de la región ártica, un millón son ciudadanos rusos.

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Otro gesto que quedó en la bibliografía y que leemos en los artículos que hemos citado, es que el 2 de agosto de 2007 el vicepresidente de la Cámara de Diputados rusa Artur Chilingárov colocaba una cápsula de titanio con una bandera rusa en el fondo abisal del Polo Norte, como una declaración de intenciones bastante clara. Esto fue un pequeño empujón para que el resto de naciones se moviese, como el caso de Canadá anunciando la construcción de un puerto en la ruta del noroeste o Dinamarca enviando expediciones para cartografiar el norte de Groenlandia. La guinda, el tweet del viceprimer ministro de Rusia, Dmitry Rogozin, con el mensaje “El Ártico es la Meca rusa”

https://twitter.com/DRogozin/status/590025163166613504?ref_src=twsrc%5Etfw

Al acecho del deshielo

En cuanto a los recursos que vayan quedando disponibles, sigue habiendo dudas en cuanto a la pertenencia de los mismos. Como podemos leer en un informe del Dr. Charles M. Perry, vice-presidente y director de estudios del Instituto de Análisis de Política de Exteriores (Institute for Foreign Policy Analysis, IFPA, en Cambridge, Massachusetts), no se descarta que ante desacuerdos con las condiciones de la UNCLOS se puedan suceder conflictos militares. De esto de hecho ya os hablamos al mencionar los 13 conflictos territoriales más chungos del mundo.

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Tampoco se sabe con exactitud la pertenencia de algunos recursos per se, como en el caso de la pesca, pudiendo haber migraciones de los bancos de peces de un país a otro debido a las diferencias de temperatura de las aguas. Lo que está claro es que hay muchos ojos puestos en el deshielo y que a los submarinos como el que veíamos al inicio de momento no se les acabará el trabajo.

 

Magnet

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